Bienvenidos y Bienvenidas
A este espacio, dedicado con amor a Un Curso de Milagros, o como a mí me gusta llamarlo, «el Curso de Jesús».
UCDM no es afín a ninguna otra disciplina espiritual, tampoco simpatiza ni rivaliza con ningún movimiento religioso organizado. No obstante, tanto por su procedencia, como por el reconocimiento que éste hace de la existencia de Dios, podría decirse que posee características que son compartidas con la iglesia católica; si bien las enseñanzas de uno y otra son diametralmente opuestas.
Los principios de este curso van mucho más allá de cualquier doctrina religiosa, y la comprensión y la práctica de los ejercicios que propone, permitirán que gradualmente tomes conciencia de tu verdadera identidad, conduciéndote de retorno a la paz, el amor y la unidad en la que fuiste creado.
Conozco personas que han desechado la validez de UCDM debido a la imagen que conservan tanto de Dios, como del propio Jesús. De manera que si no te gusta la idea de Dios, puedes reemplazarla por Buda, o Krishná, o Jehová, o Alá, o Ser Absoluto... aunque llegará un día en el que comprendas que tras ese prejuicio, se esconde una lección que espera tu perdón... o acaso ¿preferirías tener razón a ser feliz?
La máxima de Un Curso de Milagros podría resumirse con estas simples palabras: perdona y alcanzarás el Cielo. En el reconocimiento de que el Hijo de Dios es por siempre inocente, todos los «pecados» del mundo quedan perdonados, retirando con ello la culpa inconsciente en tu mente, y cuantos obstáculos te están impidiendo experimentar el perfecto Amor.
Descansa en Dios...
Para empezar con buen pie...
Comienza con una lectura previa: “La Desaparición del Universo”, de Gary R. Renard.
No importa que esto te retrase un tiempo. A la larga resultará en gran beneficio, pues con esta lectura, podrás formarte una idea mucho más clara y precisa del sistema de pensamiento no-dual de Un Curso de Milagros. También será una forma de “tantear” cuán verdaderamente estás dispuesto a asumir sus principios y a practicar el perdón.
Siempre recomiendo esta lectura, a modo de “introducción”. Adentrarnos directamente en el texto del propio libro del Curso, no siempre es la mejor opción. Muchos de los que hoy somos estudiantes, tuvimos un primer contacto con el Curso tiempo atrás. Mi experiencia fue una evidente falta de entendimiento, que se tradujo finalmente en el abandono de la práctica.
Cierto es que la falta de comprensión intelectual no debería suponer un obstáculo para nuestra práctica, pero para ser realistas, es lo que en muchísimas ocasiones termina sucediendo. Comenzar con los ejercicios es lo verdaderamente importante. Sólo mediante la práctica de las 365 lecciones propuestas en la segunda parte del libro, podremos comenzar a vislumbrar el objetivo de este Curso: el logro de la paz. Éste es desde mi punto de vista el tema central de todo el libro. Así se inicia el “trabajo” del perdón, o lo que es lo mismo, del deshacimiento del ego o de sanación.
Practica las lecciones tal como se te proponen, no hagas inventos, no cambies el orden, no te precipites, y, sobre todo, sé muy paciente y tolerante contigo mismo. El libro de ejercicios está pensado para durar un año completo. Una lección por día. No busques atajos, las instrucciones son muy claras en este sentido: máximo una al día. Sin embargo, no existen límites en cuanto a los días que puedes dedicar a una misma lección.
Puede suceder que con algunas lecciones nos sintamos especialmente cómodos, o que por el contrario, nuestra mente las rechace de pleno, provocando un “olvido” involuntario a lo largo del día. En ambos casos puedes dedicarle un tiempo extra. No tengas prisa, tiempo es lo que nos sobra.
Mi recomendación para quienes comienzan este proceso, es que se armen con una gran dosis de paciencia… paciencia infinita para con nosotros mismos y para con nuestra práctica. Otra buena dosis de confianza… no siempre los resultados son inmediatos o somos capaces apreciarlos desde nuestro diminuto y limitado “campo de visión”. A esto hay que añadirle generosidad y bondad… para con lo que vemos “fuera”, para con lo que está sucediendo “dentro”… son la misma cosa.
El camino es largo, y no siempre sencillo. La práctica no termina con las 365 lecciones… éstas son sólo el principio. Pero te prepararán para mantener tu atención en un estado de alerta permanente, que te permitirá observar cuanto sucede en tu mente, sin engaños, sin distracciones, sin juicios… simplemente observando… y perdonando.
En cuanto a los grupos de estudio de Un Curso de Milagros, recordarte que éste es un sistema de autoestudio, lo que significa que no necesitas nada, excepto tu voluntad de aprender y perdonar. Si decides formar parte de alguno de ellos, ten presente que no son más que un evento social de los muchos que atendemos con regularidad. Tómalo pues como una escuela, un espacio donde ver tus propias "culpas" y practicar el perdón.
Qué puedes esperar del Curso
Muchos de nosotros llegamos hasta Un Curso de Milagros persiguiendo soluciones "mágicas", buscando técnicas que nos ayuden a transformar el “aspecto” de nuestras circunstancias externas. En mi caso llegué a él tras una intensa práctica de la ley de atracción: visualización, afirmaciones positivas, tapping…
Éste es el primer error que cometemos muchos de sus estudiantes. Este Curso no muestra interés alguno por lo que parece que está sucediendo en el mundo, de hecho lo declara irreal. Abandona por tanto desde este momento todo deseo o expectativa en esa dirección.
Acabo de recordar un dicho popular que dice así: «no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita». Me explico: hay dos formas de afrontar una situación. Podemos tratar de cambiarla, o podemos, simplemente, dejar de sentirnos afectados por ella. Esta segunda es en verdad la única opción real, pero al ego le gusta pensar que es posible y tiene valor manipular la forma, o sea el mundo.
El mundo, las aparentes circunstancias ahí fuera, son sólo el efecto del contenido de nuestra mente, por tanto, tratar de cambiarlas, tratar de “adornar” la forma, no es más que el juego de distracción al que el ego nos tiene acostumbrados… y sometidos. Las situaciones externas son sólo el resultado de una condición interna. Trabajemos entonces sobre lo que verdaderamente necesita ser sanado: la culpa y el miedo en la mente.
Así pues, ¿qué puedes esperar de Un Curso de Milagros?
Puedes esperar esfuerzo y dedicación, no físicos, sino mentales. Puedes esperar un nivel de honestidad que no te permita el autoengaño ni la manipulación. Puedes esperar un nivel de responsabilidad que no te permita sentirte la víctima de este mundo, o de las circunstancias o de otras personas. Puedes esperar un nivel de vigilancia mental que no te permita distracciones externas. Puedes esperar un nivel de bondad y comprensión, que te ayuden a recordar a cada paso que tu hermano también sufre. Puedes esperar que lentamente se derrumben los muros que protegen tu especialismo. Puedes esperar una transformación en tus motivaciones; un reajuste en tus intereses y prioridades. Puedes esperar mayor alegría, sentirte más liviano, pues estás soltando tu “carga”. Puedes esperar ver cómo día tras día la paz va recuperando su lugar en tu mente. Puedes esperar pequeños, pero maravillosos destellos de lucidez; la suspensión temporal del miedo, la luz abriéndose paso dulce y serenamente entre las sombras… retazos de tu cielo interno, pinceladas de auténtica sabiduría. Puedes esperar pequeños atisbos de la eternidad en los ojos de tu hermano, en el recogimiento de tu corazón, en la oración de agradecimiento a tu Padre. Puedes esperar despertar a la visión de un mundo nuevo, que es bendecido con el don de la inocencia...
Y al final del camino, puedes esperar comprender que sólo el Amor es real y nada puede amenazarlo. Sabrás que no estás solo ni separado, y entonces, sólo entonces, volverás tu mirada hacia el Cielo, y darás gracias a Dios por Su eterna presencia y Su incuestionable devoción por el que siempre fue Su Hijo…