TERAPIAS PARA MODIFICAR PATRONES DE COMPORTAMIENTO
Las terapias humanistas, como la Terapia Gestalt, reflejan una tendencia significativa del pensamiento del siglo XX. Todas comparten, de una u otra forma, la creencia de que los trastornos psicológicos tienen su origen en un fracaso del individuo a la hora de realizarse en todo su potencial o en una falsa percepción o incapacidad de lograr el crecimiento personal. Todas afirman que la finalidad de la terapia es estimular a los pacientes a reintegrar sus personalidades, a ser más conscientes de sí mismos y de sus mundos, y a hacerse responsables de sus acciones.
Las terapias transpersonales e integradoras, como la Programación Neurolingüística (PNL) o la BioNeuroEmoción (BNE), parten de premisas básicamente humanistas, pero combinan las teorías y prácticas humanistas con otras ramas procedentes de la psicoterapia, y pueden introducir asimismo elementos de espiritualidad e incluso decididamente religiosos. Las terapias transpersonales están dirigidas a aquellos que manifiestan un interés especial en añadir una dimensión espiritual a sus vidas o en enriquecer la ya existente.
Las terapias cognitiva y conductista son más directas y prácticas que las técnicas psicoanalíticas o humanistas. Su fundamento consiste sencillamente en la idea de que los patrones de conducta indeseables, por ejemplo, la timidez o los temores irracionales y las fobias, son la causa y no el resultado de problemas de personalidad. Proponen que curando el comportamiento en juego, la personalidad recupera su salud.
Las técnicas empleadas son muy variadas, desde el sistema relativamente rudimentario de “recompensas y castigos”, que aplican los terapeutas conductistas, hasta la manipulación más sutil de la percepción que el paciente tiene de sí mismo y de su asociación con el mundo exterior. Los terapeutas cognitivos y conductistas ofrecen una manera de tratar problemas específicos y tienen la ventaja de ofrecer un progreso palpable en un periodo de tiempo razonablemente corto.